¿Eliminar todo rastro? De ser así debería procurar disolver
el fundamental, el más mío, y es que ese es todo lo que soy (después de aquel
maldito hermoso día).
No creo que sea necesario explicar el oxímoron. Es evidente. Cualquiera que hubiese atravesado
los tres estados fundamentales comprendería.
Y el que no los atravesó, poco me interesa que lea esto. Después de todo, nadie puede comprender lo
que no vivió; Apenas si perciben una “razonable” tristeza o alegría. Y es que
me enfada que pormenoricen. Naturalmente, también me enfada sentir que exagero.
Este es un caso tal como es el tiempo. Quienes lo viven y
quienes escuchan el relato tienen distintas
formas de medirlo. Tiempo existencial y tiempo astronómico, nada
nuevo. Los hechos fundamentales
(existenciales), los que medí con los sentidos y diría con el corazón, sino
fuera porque me está dando nauseas la poesía, esos no los entienden. Los miden con vaya a saber que hipócrita aparato
medidor, racional por supuesto.
Esa de arriba es la pregunta que me persigue en estos
momentos como una posible salida. ¡Pamplinas! No va a funcionar. Puedo dejar de escuchar al
Flaco, regalar un par de libros, cuestiones exteriores, pero no puedo mirar con
otros ojos. No por ahora.
Tal vez tenga razón esos días en que pienso que todo fue
una creación propia. La proyección de mis ideas sobre un ser cualquiera que
cumplía con los requisitos mínimos para abrirme paso al crecimiento. De haber sido así, se me fue de las manos. Es
solo un decir, no vayan a pensar que en algún momento pude controlarlo, sino no
estaría hablando de un hecho fundamental. El río inesperablemente desbordo.
Les pido que no me juzguen por esa frialdad del “ser
cualquiera…”, comprenderán que a poco me lo llego a creer. Llámenle rencor o como más les agrade. A fin
de cuentas eso no es lo que ahora me interesa comprender.
Hasta acá llega lo que yo llamo “intento de clarividencia”,
lo demás es todo confusión sin un solo destello de comprensión.
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